Italia, en términos de cultura gastronómica y vinícola, siempre está asociada a una fuerte identidad territorial, gracias también a la variedad de los productos que su tierra y su clima le permiten generar. Un caso significativo de unidad entre la identidad territorial y cultural italiana lo representa el conocido, Dante Alighieri. Singular como el hombre, ya exiliado de su Florencia consiguió unir al Bel Paese con el idioma para dar valor a esa Italia que parecía tan dividida y poco honesta.
Augustea Ibérica ha creído en la fuerte identidad territorial italiana desde su nacimiento y presiona para que se afirme en territorio español e internacional. De hecho, Augustea Ibérica es partner en España de la ACCADEMIA IMPRESE EUROPEA, cuya misión es crear una red para poner en marcha proyectos europeos y difundir las identidades territoriales italianas en toda Europa. Entonces, ciertamente no se puede hablar de Italia sin mencionar dos productos que son nuestra bandera en el mundo: la pizza y el vino. Dos productos que siempre han unido a los pueblos a pesar de las adversidades.
Desde el Neolítico, los cereales siempre han desempeñado un papel fundamental en la alimentación del hombre. Entre otras cosas, los estudios demuestran que ya en aquella época se cocían cereales tostados y molidos o pan ácimo sobre piedra. Fue entonces cuando los egipcios descubrieron la levadura y su procesamiento: la ligereza y suavidad adquiridos tras la cocción de masas de cereales trituradas o molidas las hacían más sabrosas y digeribles. Pero es en Italia donde la «pizza» adquiere profundidad. El viaje en etapas de la pizza continúa en la antigua Roma.
Aquí, los campesinos, tras aprender a mezclar los distintos tipos conocidos de espelta para crear harina (su nombre procede de «far», que en latín significa precisamente espelta), amasan la harina de granos de trigo molidos con agua, hierbas y sal. Y luego colocan este pan plano redondo para cocerlo en el hogar, al calor de las cenizas; eran los romanos quienes utilizaban verdaderos discos de pan para sostener platos jugosos. Aún faltan muchos ingredientes, muchos de ellos desconocidos hasta siglos y siglos después. Hay que esperar hasta el año 1000 para encontrar los primeros documentos oficiales con el término «pizza». Como en uno fechado en 1195, escrito en Penne, en Abruzzo. Por último, en 1535 en su «Descrizione dei luoghi antichi di Napoli» (Descripción de los lugares antiguos de Nápoles) el poeta y ensayista Benedetto Di Falco dice que «la focaccia, en napolitano, se llama pizza».
¿Qué plato representa mejor la bandera italiana y su territorio que la famosa pizza Margherita, que lleva el nombre de la consorte del rey Umberto I de Saboya? El verde de la albahaca que representa la abundancia y la riqueza de la naturaleza de la tierra, el blanco de la mozzarella que implica pureza y respeto por la materia prima y por último, el rojo que alude a la pasión y el entusiasmo que crea en la gente cocinar y comer pizza.
Al igual que la pizza, el vino siempre ha sido en Italia un producto símbolo de compartir, serenidad y unidad. Una vez más, este producto adquiere diferentes matices, colores y sabores gracias a la gran variedad territorial de Italia.
Desde la primera introducción del vino en Italia, gracias a los fenicios en Cerdeña y Sicilia y a los griegos en Calabria llegando a Roma, donde incluso las clases medias y pobres empezaron a beber vino en las tabernae, el vino ha dado pasos importantes en la historia de su establecimiento.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la viticultura y el vino volvieron a cobrar importancia, pero fue a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando empezaron a establecerse las primeras denominaciones de origen controladas. Las técnicas de cultivo y producción mejoraron mucho, gracias a los reglamentos de producción y técnicas de cultivo tanto que hoy tenemos resultados extraordinarios.
Augustea Ibérica, apoya con orgullo la afirmación de la identidad territorial italiana en el mundo. Para saber más sobre estos dos productos icónicos, visítenos en la feria de Valencia del 12 al 14 de noviembre de 2023.
Dounia Boudiaf (Universidad de París)
Giulia Mazzariol (Universidad de Verona)
Jacopo Tavio (Universidad de Udine)
Estudiantes Erasmus + Traineeship en colaboración con la soc. Augustea Iberica sl.