En 2025 el Fondo Ambiental Italiano celebra 50 años de compromiso al servicio de Italia. El FAI fue fundado en 1975 por Renato Bazzoni, Giulia Maria Mozzoni Crespi, Franco Russoli y Alberto Predieri. Es una organización sin ánimo de lucro que desde hace años representa un punto de referencia en la tutela del patrimonio natural y cultural italiano. Este aniversario no representa solo un momento de celebración de los logros alcanzados, sino que también es una oportunidad de reflexión sobre la importancia de mantener vivo el vínculo entre territorio, cultura e identidad nacional.
“Para el paisaje, el arte y la naturaleza”
Éste es el lema institucional del FAI, una frase simple pero que refleja perfectamente la misión de la organización: tutelar y promover la identidad cultural, artística y ambiental italiana para hacer que su vasto patrimonio sea accesible a todos. El concepto de tutela del patrimonio no se refiere solamente a la preservación física de paisajes y monumentos, sino que también es la conservación de tradiciones y valores que definen la identidad italiana. En este sentido, el compromiso principal del FAI se concreta en el cuidado de los lugares de extraordinaria belleza y significado histórico: salvarlos, restaurarlos y devolverlos a la colectividad significa preservar no exclusivamente los espacios, sino también los significados y la memoria que ellos custodian.
Hasta ahora, el FAI ha recuperado nada menos que 72 sitios paisajísticos e histórico-artísticos, entre los que se incluyen abadías, villas, castillos, torres pero, también, tramos de costa y bosques, 56 de los cuales ya están abiertos al público.
Entre estos sitios, uno de los más fascinantes es el Castillo de Avio, situado en la provincia de Trento, en la región de Trentino-Alto Adige. Desde 1977 pertenece al FAI gracias a la donación de la condesa Emanuela de Castelbarco, su última propietaria. Ella quiso asegurarse de que el edificio permaneciera vivo y accesible para todos, con el fin de preservar su memoria histórica y cultural. Hoy en día, el Castillo es uno de los monumentos más sugestivos del Trentino, con sus murallas almenadas y los frescos que decoran sus interiores.
Desplazándonos hacia el centro el País, en el Lacio, encontramos otro ejemplo del patrimonio valorizado por el FAI: la Villa Gregoriana, en Tivoli. Realizado en el siglo XIX por voluntad del Papa Gregorio XVI, de quien toma su nombre, este extraordinario parque combina naturaleza salvaje, arqueología e ingeniería hídraulica. De hecho, en el centro del paisaje domina la espectacular Cascada Grande, creada para desviar el río Aniene tras una inundación que había destruido la ciudad. Después de años de abandono, gracias al FAI, la Villa ha vuelto a ser un lugar de maravilla y descubrimiento.
Como demostración de la variedad y de la riqueza de los bienes salvaguardados, otra intervención significativa llevada a cabo por el FAI se refiere a las Salinas Conti Vecchi, en Cagliari, en la región Cerdeña. Un sito único que une naturaleza y arqueología industrial dentro de una instalación aún activa en la producción de sal. Aquí, la fascinante historia de la industria salinera se narra a través de ambientaciones de época, proyecciones inmersivas y un recorrido entre estanques naturales, montañas de sal y fauna salvaje.
Además de la cultura, el arte y el paisaje, el FAI también promueve un patrimonio menos tangible pero igualmente identitario: el gastronómico. A través de iniciativas locales y eventos, la institución contribuye a valorizar los productos típicos, las tradiciones alimentarias y las prácticas sostenibles relacionadas con la tierra, de modo que Italia pueda redescubrirse no solo con la vista, sino también a través de los sabores, las tradiciones culinarias y la cultura que se transmite en la mesa. Todo esto es posible gracias a la organización, por parte del FAI, de cenas temáticas, degustaciones de especialidades típicas y encuentros enogastronómicos. Durante estas ocasiones, la comida se convierte en un verdadero vehículo cultural, capaz de transmitir las raíces y la riqueza de las diferentes tradiciones regionales.
Augustea Ibérica s.l. tiene una misión que se alinea con la filosofía del FAI: valorizar las tradiciones y raíces italianas. El fondo Ambiental Italiano trabaja para mantener vivos los lugares y las culturas del país, mientras que empresas, como Augustea Ibérica, desempeñan un papel complementario en difundir el patrimonio italiano mediante la promoción de productos y cultura en los mercados extranjeros. Esta sinergia pone de manifiesto que la protección del legado del país italiano no es únicamente un interés nacional, sino un proceso global que involucra a diversas realidades. Italia no è es solo un territorio que debe protegerse, sino también un conjunto de saberes y de valores que encuentran su lugar en el mundo gracias al compromiso de quienes, como el FAI y Augustea Ibérica, trabajan para mantener viva el alma de este maravilloso país.
Sofia Sganzerla (Universidad de Verona)
Estudiante Erasmus + Traineeship en colaboración con Augustea Iberica