Un desafío histórico para la tradición de nuestro país: la cocina italiana nominada como Patrimonio de la Humanidad; después de México, Corea, Francia y Japón, Italia es la gran ausente.
Para colmar este vacío, el gobierno italiano ha presentado la candidatura teniendo en cuenta que los cocineros y los chefs son productores de cultura, historia, estética, poesía, valores fundacionales de Italia.
Italia, cada rincón de ella es un cofre de tesoros de incomparable belleza, es el Jardín de Europa, llamado así por ilustres viajeros y grandes pensadores como Goethe, Stendhal y el Supremo Poeta Dante Alighieri, padre de la lengua italiana y autor de eternas obras.
Tierra de conquistadores y conquistados, de emigrantes e inmigrantes, todo recién llegado tarde o temprano se siente como en casa. ¿Y cómo no podría ser así? Los italianos son un pueblo creativo, divertido, amigable y abierto como lo es su idioma, el italiano, una parte importante de Italia rica en tesoros artísticos. Es el lenguaje de los grandes artistas, de la moda, del cine mundialmente famoso, ganador de premios OSCAR, con Fellini, Sofia Loren, Piovani, Benigni y muchos otros.
Italia es universalmente considerada sinónimo de elegancia, creatividad, innovación, arte; es el primer país del mundo en patrimonio artístico y cultural, reconocido por la UNESCO 59 de los cuales 53 son patrimonio cultural y 6 son naturales.
La combinación de saberes/sabores representa la mejor manera de entrar en contacto con el territorio, conocer su patrimonio histórico y artístico y comprender sus tradiciones.
La cocina italiana es una cocina sencilla y equilibrada; a menudo, algunos platos requieren menos de cinco ingredientes. Las recetas más famosas de Italia fueron escritas por madres y abuelas, no por grandes chefs, y esto significa que la cocina italiana casera, fácilmente reproducible y muchas veces reproducida en el extranjero, se convierte en la cocina más apreciada del mundo.
La cocina italiana, a través de sus platos, transmite mensajes como una obra de arte y el Arte es un testigo inmutable, capaz de transmitir conocimientos y emociones a lo largo del tiempo, espejo de un pueblo y su cultura. Al igual que nuestro país, la cocina también tiene muchas y variadas diferencias regionales, manteniendo una línea común, propia de la dieta mediterránea (patrimonio UNESCO 2010).
Estamos a la espera de este merecido reconocimiento oficial, mientras el mundo entero ya reconoce la riqueza y la artesanía de la cocina italiana, tesoro del imaginario colectivo.